sábado, 25 de marzo de 2017

Breves apuntes para una historia del Peronismo. Capítulo VII: La Renovación: La mayoría perdida y la recuperada. (1983-1987)


"Hay que actuar en dirigente revolucionario y no en dirigente electoral, porque se trata de la disputa del poder. No podemos incurrir en el error de los radicales en 1945... Por cuidar los votos, ellos se quedaron parados y cuando se dieron cuenta, los votos se habían ido. No importa donde están los votos ahora. Importa donde estarán para ejecutar un programa”.
Arturo Jauretche.

“En vez de hacer al pueblo heredero de Perón, nos dimos cuenta que un grupito de dirigentes se había aprovechado de este testamento en beneficio propio”.
Antonio Cafiero

Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro


Primera derrota electoral del peronismo

Situémonos históricamente. Estamos ahora a principio de los 80, el mundo occidental encara una ola democrática, las dictaduras son repudiadas en todo el mundo, esto no había ocurrido antes, cuando las dictaduras militares eran bienvenidas en los centros de poder, ahora estos centros de poder exigen democracia. Una vez que hicieron los “negocios”, vaciaron los países, necesitan de gobiernos democráticos que los legalicen.

La Argentina entra inevitablemente en este proceso mundial de democratización. Acosada, la Dictadura militar llama a elecciones, estas se producen el 30 de octubre de 1983.

El Movimiento Peronista con esa vieja convicción triunfalista de los años fundacionales se presenta a elecciones con la fórmula Luder – Bittel. El Movimiento Peronista se encuentra con una sorpresa hasta entonces impensada: es derrotado por primera vez en las urnas.

Hasta entonces el peronismo se jactaba de que solamente la fuerza de la violencia lo había desalojado del poder, pero no el consenso del pueblo. Ahora el consenso popular le negaba el poder. Fue aquel el peronismo de la derrota, una dirigencia que se quedó en el pasado y no comprendió los cambios en la sociedad. Fue un peronismo anacrónico, congelado en el tiempo y diezmado por la dictadura, sin muchos de los cuadros más valiosos perdidos por la represión y el Terrorismo de Estado.

La autocrítica y la Renovación Peronista

Se impuso la necesidad de una revisión crítica, porque se había perdido capacidad para convocar a las grandes mayorías nacionales. Comienza así un proceso interno, un proceso revisionista que se llamó la Renovación Peronista. Este espacio reflexionó críticamente llegando a la conclusión de que la vieja dirigencia tenía una clara incapacidad manifiesta para actualizar el mensaje político.

Nuestro partido y sus mejores hombres comprendieron que faltaba Perón. Nuestro Líder, a lo largo de su vida, mientras fue la conducción del movimiento, trabajó para la actualización del ideario justicialista. Este trabajo no había sido hecho. Consecuencia de ello el peronismo había quedado desvinculado así tanto de las grandes corrientes del mundo como de las propias aspiraciones de la sociedad argentina.

Perón decía que “las doctrinas son monturas que se ponen los hombres para cabalgar por los tiempos”. La Renovación emprendía la tarea de construir una nueva montura. Fueron fundamentales los aportes de la Revista Unidos y de distintas publicaciones que, a la par que atacaban al alfonsinismo, iban reconstruyendo el mensaje peronista militante en el contexto histórico y electoral del momento.

Vuelta a la victoria

La Renovación Peronista rescata al movimiento en su conjunto de la derrota, lo potencia nuevamente para que, en democracia, actualizado, sin la conducción de Perón, recuperadas sus raíces históricas y su identidad, afrontara con éxito las nuevas exigencias de la vida democrática de la Nación.

Primero los “renovadores” recuperan la legitimidad popular barriendo internamente a la vieja dirigencia peronista, y lo hizo en un debate político, ideológico, programático y electoral que trascendió las fronteras partidarias. 

Así, finalmente, en septiembre de 1987 el peronismo recupera la mayoría perdida y dos años después fue nuevamente gobierno nacional. Efectivamente en esas elecciones de 1987, el Justicialismo logró presentarse como una alternativa de poder y vence al oficialismo de la UCR. En la Provincia de Buenos Aires, Antonio Cafiero, uno de los representantes más destacados de la Renovación Peronista vence al candidato Casella preferido en las encuestas. La Provincia de Buenos Aires queda entonces en manos de uno de los principales referentes de la Renovación.

Lo mismo pasa en muchas provincias de nuestro país, incluida Entre Ríos en la que Jorge Busti es elegido Gobernador, luego de una dura interna política que barrió a gran parte de la dirigencia peronista entrerriana.

Aquí comienza nuestra historia

Estaba abierto nuevamente el camino para la victoria de Carlos Menem dos años después. En los hechos posteriores la Renovación Peronista naufragó y devino en sueños impotentes frente al neoliberalismo y las políticas del “Consenso de Washington”.

Pero esto ya no es historia, o es mejor dicho historia presente del peronismo, que no cabe ser analizada porque es debate actual del peronismo aún. La Renovación encierra para sí la enorme trascendencia de producir la recuperación de la mayoría perdida en 1987.

Lo que sigue es nuestra historia, la de la niñez e infancia de nuestros votantes más jóvenes, la de la adolescencia de nuestros candidatos con menos arrugas de las elecciones pasadas y las que se avecinan, la que construyeron, en gran parte la actual dirigencia peronista.

Como dijimos ese 1987 es el mismo año en que un joven intendente de la ciudad de Concordia llamado Jorge Busti es elegido gobernador, por primera vez, de la provincia de Entre Ríos. Sergio Urribarri asume al frente de la localidad de General Campos. El mismo año en que militantes de una nueva JP que renacía como Gustavo Bordet, José Cáceres, etc., daban sus pasos primeros pasos firmes en política.

El desafió de la Renovación

Como documento de esta etapa histórica del peronismo son elocuentes los párrafos finales el denominado “Documento fundacional de la Renovación Peronista”, que data del 21 de diciembre de 1985.

La Renovación Peronista es, en reiteradas ocasiones, olvidada o minimizada por la derrota electoral que sufriera Cafiero cuando enfrentó a Menem en la interna peronista del 88. La Renovación terminó con una etapa del peronismo, y si bien no pudo consolidar una alternativa popular y abrió las puertas a la entrega neoliberal del menemismo, sus principios y valores tienen, para nuestro presente, una gran vigencia. Consideramos importante su lectura por la importancia histórica del mismo, ya que fueron estos los ejes que sacaron al peronismo de la derrota.

“El desafío de la Renovación Peronista:
1. Frente a esta opción, sólo el peronismo puede diseñar una política nacional, popular, democrática y transformadora. Nuestra tradición concertadora y frentista, el reconocimiento al protagonismo social, la vocación productiva, la convicción distribucionista y el compromiso de independencia que siempre hemos asumido, conforman las notas de un proyecto alternativo, creíble y viable.
2. La Renovación es un momento de nuestro desarrollo movimientista, un tiempo de cambios, de rupturas, de fidelidades creativas y de heterodoxias audaces. Renovar al peronismo es también reencauzarlo en su senda, recuperar su insolencia, no claudicar frente a los poderosos, volver a sensibilizarnos en el amor a los humildes. No auspiciamos la alegría deportiva de ganarle al adversario radical. Alimentamos forjar una nueva mística del cambio trascendiendo el realismo esquemático y el posibilismo alfonsinista. Esto requiere abandonar sectarismos, abrirnos a las nuevas expectativas, ganar voluntades para continuar la tarea de la liberación.
3. No convalidamos tirar al trasto de los objetos en desuso palabras a imágenes caras a nuestra tradición. Resignifiquemos las palabras, actualicemos sus contenidos, seamos programáticos, pero creamos, sigamos creyendo que es posible reencontrarnos con la esperanza perdida. Una cosa es pensar que hay palabras y consignas desvalorizadas que no operan como señales convocantes y otra es sentir que hemos llegado al fin de una vocación. Que todo fue un mal entendido, como nos quieren hacer creer los que se sienten fundadores de un paraíso de mediocridad. En esta interpretación dejamos de "ser", mutilan nuestra militancia, aniquilan los últimos vestigios de un sueño. No seamos los hijos bobos de la pedagogía radical, buenos lectores de textos ajenos, discípulos conformistas de la política como arte de comité.
4. El pueblo peronista ya se expidió. Quiere un Movimiento y un Partido renovado y fuerte. Para ello, nos comprometemos a no iniciar una lucha despiadada por los espacios de poder. Los hombres y las candidaturas deben ser la coronación de un proyecto, una voluntad y una conducta. Un estilo diferente en la construcción de las representatividades y en la toma de decisiones. Ser esclavos de la voluntad popular, no torciendo en componendas oscuras lo que los compañeros expresan a la hora de la decisión.
5. La Renovación Peronista debe ser transparencia en los procedimientos, propuesta explícita y consensual, terminando con la política de las trastiendas y demostrando la capacidad para instalar la política allí donde el pueblo pueda enriquecerla con su participación y creatividad. Hemos combatido las prácticas autoritarias, las visiones deformantes y a los dirigentes mediocres. Ahora es el momento de terminar con la confusión ideológico-programática, discutiendo de cara al país y con el pueblo las propuestas que nos permitirán volver al poder.
6. No intentamos luchar contra el aparato "conservador" para oponerle el aparatismo renovador. Volver al poder requiere volver al pueblo. Un Partido que sea fiel intérprete de sus aspiraciones y necesidades. Una nueva práctica de la humildad que sea la antesala de un nuevo humanismo, sustento de una sociedad que contenga nuestros anhelos de vida.

7. La Renovación Peronista debe ser proyecto transformador, métodos incuestionables y hombres que encarnen con credibilidad y decisión las nuevas tareas del movimiento popular. Levantemos frente a la ideología de la resignación y el posibilismo, la ideología de la autonomía estratégica de la Nación, una voluntad de cambio y un compromiso con la justicia social. Este es el desafío y no lo defraudaremos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario